La contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2), un gas procedente de los tubos de escape que irrita las vías respiratorias, se disparó la semana pasada y superó en tres ocasiones el nivel de aviso establecido por el Ayuntamiento de Madrid. Pese a ello, el protocolo anticontaminación no fue activado, porque la previsión meteorológica era buena, lo que impidió alertar a los ciudadanos y que se tomaran medidas como prohibir aparcar en la zona de estacionamiento regulado.
La semana pasada se dieron las condiciones para que el Ayuntamiento de Madrid activara por primera vez su nuevo protocolo anticontaminación: dos estaciones de medición de la misma zona —en este caso, el interior de la M-30— superaron los 180 microgramos por metro cúbico de NO2 durante dos horas consecutivas. Según el texto aprobado en enero pasado, en eso consiste el nivel de preaviso, que obliga a informar a la población y a reducir la velocidad a 70 kilómetros por hora en la M-30 y los accesos a la capital.
Sin embargo, el protocolo no llegó a activarse porque la previsión meteorológica era favorable. Es decir, la predicción indicaba que en los siguientes días la atmósfera de la ciudad iba a poder ventilarse correctamente.Pero no ocurrió así. La primera superación de los límites se produjo la noche del martes. Al día siguiente, pese a que la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) indicaba que no habría inversión térmica —un fenómeno que favorece la concentración de la contaminación a ras de suelo— y que soplaría viento, otra vez se superó el límite de preaviso. Finalmente, tres días después, sábado, se produjo un nuevo nitrogenazo.
El protocolo no se activó ninguna de las tres veces. De haberse hecho, el segundo día la capital hubiera entrado en el llamado “escenario 2”, que incluye, además de la restricción de velocidad a menos de 70 kilómetros por hora, la prohibición de aparcar en las plazas de estacionamiento regulado dentro de la M-30. La última vez que el Consistorio aplicó esta medida fue en diciembre pasado, cuando aún estaba en vigor el protocolo anticontaminación de la alcaldesa Ana Botella, menos restrictivo.
El nuevo equipo de Gobierno aprobó, en enero pasado, un nuevo protocolo que endurece las restricciones de tráfico —en casos extremos se prohibiría circular por la almendra central— y que rebaja el nivel de contaminación a partir del cual se aplica.
El nuevo equipo de Gobierno aprobó, en enero pasado, un nuevo protocolo que endurece las restricciones de tráfico —en casos extremos se prohibiría circular por la almendra central— y que rebaja el nivel de contaminación a partir del cual se aplica.